En 1998, los jesuitas volvieron a Myanmar, a petición de los obispos del país que recordaban el buen trabajo de los jesuitas estadounidenses de Maryland, que estaban a cargo de los seminarios mayores en Yangon. Desde hace algunos años, la misión de Myanmar fue puesta bajo el cuidado del Superior Regional de Tailandia, que era «de oficio» el Superior Mayor de la Misión de Myanmar.
En 2011, en vista del rápido crecimiento de la misión y los nuevos desafíos, a la Conferencia Jesuita de Asia y el Pacífico se le dio una misión de tres años para planificar y aplicar nuevas disposiciones apostólicas y de gobierno de Myanmar.
La Misión de Myanmar se compone de alrededor de 40 jesuitas, de los que más de 30 son indígenas de Myanmar y actualmente en formación. La Sociedad en el país tiene un programa de candidatos, hasta la fecha hay 24 candidatos en Yangon y Taunggyi, ocho novatos, y unos 30 escolásticos que hacen humanidades, filosofía, teología y regencia. Los institutos de Gonzaga y Campion enseñan a unos 500 estudiantes Inglés y otras asignaturas con alrededor de 40 maestros, y evalúan la capacidad de Inglés de seminaristas mayores potenciales.
En primer Jesuita de Myanmar ordenado Sacerdote
El 11 de junio de 2013 el Padre Jesuita Wilbert Mireh fue ordenado sacerdote en la catedral de Loikaw en Myanmar en mayo, convirtiéndose en el primer jesuita nacido en Myanmar en ser ordenado desde que la Compañía de Jesús fue aprobada hace 473 años.
Para el Padre Mireh, el momento de la ordenación fue un momento de gracia, en el que sintió la bendición de Dios. Aunque era consciente de la responsabilidad que conllevaba ser el primer sacerdote jesuita de su país, el Padre Mireh dijo que sentía un gran apoyo de los que le rodeaban.
«Es un privilegio y una sensación de estar listo para comenzar mi ministerio – He querido hacer esto por mucho tiempo. Como Jesuita, estoy lleno del espíritu misionero», dijo.
Aunque los Jesuitas portugueses trajeron el catolicismo al Reino de Pegu a principios del siglo 17 y los jesuitas de la provincia de Maryland trabajaron en Myanmar (entonces conocido como Birmania) en los años 1950 y 60, la situación política del país impedía a la sociedad florecer. Desde el regreso de los Jesuitas a Myanmar en 1998, han trabajado al lado de la Iglesia Católica en la formación de jóvenes religiosos y en la educación de personas dañadas por los años de gobierno militar.
El deseo de San Ignacio y San Francisco continúa materializándose en circunstancias muy diferentes. Con bendiciones y guía de Dios ese fuego podría encandilar a los escolásticos en formación, junto con más de 18.000 Jesuitas en todo el mundo – para difundir el amor de Dios en las áreas de mayor necesidad y en las nuevas fronteras de la misión.