¿Cómo sabemos qué es lo que pertenece a la verdadera fe?
La verdadera fe la encontramos en la Sagrada Escritura y en la Tradición viva de la iglesia.
El Nuevo Testamento ha surgido de la fe de la Iglesia. Escritura y Tradición van unidas. La transmisión de la fe no se da en primer lugar a través de textos. En la Iglesia antigua se decía que la Sagrada Escritura estaba escrita «más en el corazón de la Iglesia que sobre pergamino». Ya los discípulos y los Apóstoles experimentaron la nueva vida ante todo a través de la comunión de vida con Jesús. A esta comunión, que se continuó de un modo diferente tras la Resurrección, invitaba la Iglesia naciente a los hombres.
Los primeros cristianos «perseveraban en la enseñanza de los apóstoles, en la comunión, en la fracción del pan y en las oraciones» (Hch 2,42). Estaban unidos entre sí y sin embargo tenían espacio para otros. Esto es lo que constituye la fe hasta hoy: los cristianos invitan a otros hombres a conocer una comunión con Dios, que desde los tiempos de los apóstoles se ha mantenido inalterada en la Iglesia católica.