¡Si Jesús viniera hoy!
Cuando pensamos en Jesús nos imaginamos a un hombre alto, guapo, un Israelí vestido con una túnica blanca y de pie con los brazos abiertos. Así es como Jesús ha sido retratado en innumerables imágenes que tenemos hoy en día. Pero ¿alguna vez habéis imaginado como sería si ese mismo majestuoso Dios en forma humana caminase sobre la tierra hoy en día? No pensemos en el arrebatamiento, ni en el final de los tiempos, sólo una visita sorpresa de Jesucristo, ¡en este mismo instante! Siento escalofríos por mi columna vertebral mientras pienso en Jesús sosteniendo mis manos pecadoras en las palmas de sus manos perforadas. Qué gloriosa vista, aunque temerosa, sería ver al ser humano más puro, el que tomó la cruz por nosotros, caminando por las calles con el corazón sangrando. La última vez que estuvo en la tierra fue magullada cada pulgada de su cuerpo y la sangre derramada en el camino mientras se dirigía a pagar nuestro precio, pero si Él viniese ahora, su corazón solo sangraría, porque la gran misión ya se ha cumplido. ¿Por qué hemos tomado la responsabilidad de dañar a Jesús en todo momento?
Las escrituras nos dicen que la única vez que Jesús se enfureció fue cuando vio que el templo estaba siendo usado por mercaderes. Volvió sus mesas del revés porque las personas estaban corrompiendo la casa de su padre. Ahora no podemos tan siquiera imaginar lo que haría si viese la hipocresía de nuestros líderes que han corrompido enormemente la Iglesia y la utilizan sólo como un medio para hacer dinero. Él vería cruces en iglesias a las que no pertenecen, esas iglesias que se olvidaron de la sangre, el padre, la voluntad del hijo y la razón por la que murió. Los hipócritas que sólo quieren mostrar al mundo que están trabajando por Cristo y en realidad no hay nada parecido a Cristo en sus vidas. Él se rompería en pedazos cuando viese prostitutas, drogadictos, políticos corruptos, cristianos falsos que venden a Jesús y todos los que le crucifican todos los días con sus actos.
Si Jesús viniese hoy, ¿reconoceríamos su rostro? ¿Le dejaríamos entrar, o le callaríamos? ¿Conoceríamos al menos su nombre? Muchos interpretan hasta los más mínimos actos tales como cantar, bailar e ir a las playas como un pecado, pero eso no es lo que Jesús odia, Él odia que estemos cometiendo pecado cuando estamos en esos lugares. Si vais a la playa para pasar un buen rato y alabar la belleza de su naturaleza con la conciencia tranquila, no hay ninguna razón para no ir. Jesús no nos prohíbe bailar o cantar, siempre y cuando no nos dejemos llevar todo el tiempo. Pero, por desgracia muchos se aprovechan de su misericordia y su amor y caen en las manos de Satanás. Dios envía profetas y sacerdotes, para guiar a las personas que ama, pero rechazan Su palabra alegando que no quieren convertirse en mendigos, gastando su tiempo en él. Jesús nunca dijo que seguirlo fuera fácil, y Él nunca nos dijo que lo siguiéramos parcialmente. Si estamos con él, estamos al máximo y tenemos que hacer lo que dice o nos rechazará. Dios ha prometido que, si ni siquiera las aves del cielo mueren de hambre, ¿entonces por qué no habría de proveer para nosotros dado que nuestro valor es mayor? Sin embargo, si Jesús viniera hoy para darnos una visita sorpresa seguramente se iría cubierto de lágrimas.
