La templanza es una virtud porque modera la atracción de los placeres y procura el equilibrio en el uso de los bienes creados.
Quien es intemperante se abandona al dominio de sus impulsos, arremete contra otros por su codicia y se perjudica a sí mismo. En el Nuevo Testamento encontramos como sinónimos de «templanza» palabras como «moderación» o «sobriedad».