Juan 15:16 – «No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y que ese fruto permanezca, para que todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, os lo dé.”
Cuando seguimos a Jesús, a menudo pensamos que nosotros hemos hecho una opción por Él y rechazado las demás. Pero con el tiempo descubrimos que fue Él el que tomó la iniciativa poniéndose en nuestro camino a través de acontecimientos, personas, inquietudes, palabras oportunas… Jesús nos ha elegido y eso nos debe llenar de orgullo y alegría, pero también de humildad, pues seguirle no es mérito nuestro.
Nos ha elegido para una misión; la misma que Él tiene: construir su Reino. Ser elegido por Jesús significa un estilo de vida de confianza y amor a Él, que nos lleva a dar frutos: servir, amar, hacer el bien a los demás. Suena muy sencillo pero a la vez es muy grande.
Que nunca olvidemos para qué estamos aquí; no para la comodidad, el egoísmo, el lujo, la indiferencia, no para ser más guapo o más rico, más fuerte o más famoso. Estamos aquí para dar fruto y que ese fruto perdure en el tiempo. Sólo los actos de amor y servicio que acompañan a nuestras palabras, dan gloria y hablan de Dios a nuestros hermanos.
Podemos siempre confiar en el Señor y pedirle todo aquello que necesitamos si es para este fin.