¿Podemos estar seguros de que nuestras oraciones alcanzan a Dios?
Nuestras oraciones, hechas en el nombre de Jesús, llegan allí donde llegaban también las oraciones de Jesús: al corazón del Padre celestial.
Cuanto más confiemos en Jesús tanto más seguros podemos estar de esto. Porque Jesús nos ha abierto de nuevo el camino del cielo que estaba cerrado para nosotros por el pecado. Dado que Jesús es el camino hacia el Padre, los cristianos concluyen sus oraciones con la fórmula «por Jesucristo, nuestro Señor».