Cuando decimos «venga a nosotros tu reino», pedimos que Cristo regrese, como ha prometido, y que se implante definitivamente la soberanía de Dios, que ya ha comenzado aquí.
Francois Fénelon dice: «Querer todo lo que Dios quiere, quererlo siempre, en toda ocasión y sin reservas, esto es el reino de Dios que está en el interior».