¿Qué hace la gracia de Dios con nosotros?
La gracia de Dios nos introduce en la vida interior del Dios trinitario, en el intercambio de amor entre el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Nos capacita para vivir en el amor de Dios y para obrar a partir de este amor.
La gracia nos ha sido infundida de lo alto y no se puede explicar por causas intramundanas (gracia sobrenatural). Nos convierte en hijos de Dios -especialmente por el Bautismo- y herederos del cielo (gracia santificante o divinizadora). Nos otorga una inclinación interior permanente al bien (gracia habitual). La gracia nos ayuda a conocer, querer y hacer todo lo que nos conduce al Bien, a Dios y al cielo (gracia actual). La gracia se da de modo especial en los sacramentos, que por voluntad de nuestro Redentor son lugares destacados del encuentro con Dios (gracia sacramental). También se muestra en especiales dones de gracia que se conceden a cristianos individuales (Carismas) o en fuerzas especiales prometidas al estado del matrimonio, del Orden y al estado religioso (gracia de estado).