¿Por qué el Antiguo Testamento prohíbe las imágenes de Dios y por qué los cristianos ya no mantenemos esta prohibición?
Para proteger el misterio de Dios y diferenciarse de las imágenes de culto de los paganos, el primer mandamiento ordenaba: «No te fabricarás ídolos ni figura alguna». Pero, puesto que Dios se ha dado a sí mismo un rostro humano en Jesucristo, la prohibición de imágenes quedó superada en el cristianismo. En la Iglesia de Oriente los Iconos son considerados incluso sagrados.
El conocimiento de los padres de Israel de que Dios lo supera todo (Trascendencia) y de que es mucho mayor que cualquier cosa del mundo, pervive actualmente, tanto en el judaísmo como en el islam. Donde al igual que antes no puede existir ninguna imagen de Dios. En el cristianismo se relajó la prohibición de las imágenes a partir del siglo IV en consideración a Cristo y se suprimió en el segundo Concilio de Nicea (año 787). Mediante su encarnación Dios ya no es el absolutamente inimaginable; desde Jesús podemos tener una imagen de su esencia: «Quien me ha visto a mí, ha visto al Padre».