Querido Dios en el Cielo, vengo a ti en nombre de Jesús. Reconozco ante ti que soy un pecador, y me lamento por mis pecados y la vida que he vivido; necesito tu perdón.
Creo que tu único hijo Jesucristo derramó su preciada sangre en la cruz en el Calvario y murió por mis pecados, y ahora estoy dispuesto a apartarme de mi pecado.
Tú dijiste en tu Santa Palabra, Romanos 10: 9 que si confesamos al Señor nuestro Dios y creemos en nuestros corazones que Dios resucitó a Jesús de entre los muertos, seremos salvos.
Ahora confieso a Jesús como el Señor de mi alma. Con mi corazón, creo que Dios resucitó a Jesús de entre los muertos. En este mismo momento acepto a Jesucristo como mi propio Salvador personal y de acuerdo con su palabra, ahora mismo soy salvo.
Gracias Jesús por tu gracia ilimitada que me ha salvado de mis pecados. Le agradezco a Jesús que su gracia nunca conduce a la soberbia, sino que siempre lleva al arrepentimiento. Por lo tanto, Señor Jesús transforma mi vida para que yo pueda traer gloria y honor a ti solo y no a mí mismo.
Gracias Jesús por morir por mí y por darme la vida eterna.
Amén