¿Por qué podemos confiar en que nuestra oración será escuchada por Dios?
Muchas personas que pidieron su curación a Jesús en su vida terrena fueron escuchadas. Jesús, que ha resucitado de la muerte, vive y escucha nuestras súplicas y las lleva ante el Padre.
Todavía hoy conocemos el nombre del jefe de la sinagoga: Jairo fue el hombre que imploró a Jesús que le ayudara y fue escuchado. Su pequeña hija estaba mortalmente enferma. Nadie más podía ayudarle. Jesús no sólo curó a su hijita, sino que incluso la resucitó de entre los muertos. De Jesús brotaron una gran cantidad de curaciones testificadas con seguridad. Realizó signos y milagros. Los paralíticos, leprosos y ciegos no suplicaron en vano a Jesús. También hay testimonios de oraciones atendidas por todos los santos de la Iglesia. Muchos cristianos tienen la experiencia de haber suplicado algo a Dios y haber sido escuchados. Sin embargo, Dios no es una máquina. Debemos dejar en sus manos la forma en la que contesta a nuestros ruegos.