Los animales son criaturas de Dios como nosotros, a las que queremos y con las que debemos alegrarnos, como Dios se alegra de su existencia.
También los animales son criaturas sensibles creadas por Dios. Es pecado torturarlos, hacerles sufrir y matarlos inútilmente. Sin embargo una persona no debe anteponer el amor a los animales al amor a los seres humanos.