«Mamá, ¿por qué sigues llamándome cuando estoy en el trabajo?»
«Papá, por favor deja de interferir en mi vida. ¡Puedo cuidar de mí mismo!»
¡Mamá, no me apetece hablar ahora! Hablamos más tarde.
«¿Cómo ibas a saberlo? En tus tiempos era diferente.
«¿Cómo os puedo ir a visitar? ¿No os dais cuenta de lo ocupado que estoy?
Todos hemos sido groseros con nuestros padres, a sabiendas o sin saberlo. Tus padres son la razón de que estés vivo. Trátalos con amor y respeto. Todo lo que quieren es un poco de tu tiempo. Dáselo, antes de que sea demasiado tarde.
La Palabra de Dios dice en 1 Timoteo 5: 8 – “Porque si alguno no provee para los suyos, y mayormente para los de su casa, ha negado la fe, y es peor que un incrédulo”.
El quinto mandamiento en la Biblia también dice: Honra a tu padre y a tu madre.
Ser grosero con la gente que te ama más que a ellos mismos no es justo de ninguna manera. ¡Respeta siempre a tus padres! Al hacerlo, no solo recibes sus bendiciones, sino que también recibes una recompensa por ello en el Cielo. Amén
