enero 15, 2025

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Salmo 74 – Oh Dios, levántate y defiende tu causa

Salmo 74 - Oh Dios, levántate y defiende tu causa | Dios rechazas | rey

Salmo 74
Oh Dios, levántate y defiende tu causa

Poema de Asaf

¿Por qué, oh Dios, nos rechazas para siempre
y está ardiendo tu cólera contra las ovejas de tu rebaño?
Acuérdate de la comunidad que adquiriste desde antiguo,
de la tribu que rescataste para posesión tuya,
del monte Sión donde pusiste tu morada.

Dirige tus pasos a estas ruinas sin remedio;
el enemigo ha arrasado del todo el santuario.
Rugían los agresores en medio de tu asamblea,
levantaron sus propios estandartes.

Como quien se abre paso
entre la espesa arboleda,
todos juntos derribaron sus puertas,
las abatieron con hachas y mazas.
Prendieron fuego a tu santuario,
derribaron y profanaron
la morada de tu nombre.

Pensaban: «Acabaremos con ellos»,
e incendiaron los templos de Dios en el país.
Ya no vemos nuestros signos,
ni hay profeta:
nadie entre nosotros sabe hasta cuándo.

¿Hasta cuándo, oh Dios, nos va a afrentar el enemigo?
¿No cesará de despreciar tu nombre el adversario?
¿Por qué retraes tu mano izquierda
y tienes tu derecha escondida en el pecho?

Pero tú, Dios mío, eres rey desde siempre,
tú ganaste la victoria en medio de la tierra.
Tú hendiste con fuerza el mar,
rompiste las cabezas del dragón marino;
tú aplastaste las cabezas del Leviatán,
se lo echaste en pasto a las bestias del mar;
tú alumbraste manantiales y torrentes,
tú secaste ríos inagotables.

Tuyo es el día, tuya la noche,
tú colocaste la luna y el sol;
tú plantaste los linderos del orbe,
tú formaste el verano y el invierno.

Tenlo en cuenta, Señor, que el enemigo te ultraja,
que un pueblo insensato desprecia tu nombre;
no entregues a los buitres la vida de tu tórtola,
ni olvides sin remedio la vida de los pobres.

Piensa en tu alianza: que los rincones del país
están llenos de violencias.
Que el humilde no se marche defraudado,
que pobres y afligidos alaben tu nombre.

Levántate, oh Dios, defiende tu causa:
recuerda los ultrajes continuos del insensato;
no olvides las voces de tus enemigos,
el tumulto creciente de los rebeldes contra ti.

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