En una noche oscura
con ansias de amores inflamada,
¡oh dichosa ventura!
salí sin ser notada,
estando ya mi casa sosegada.
En la noche dichosa,
en secreto, que nadie me veía,
ni miraba cosa,
sin otra luz y guía
sino la que en el corazón ardía.
Aqüesta me guiaba
más cierto que la luz del mediodía,
adonde me esperaba
quien yo bien me sabía,
en parte donde nadie parecía.
¡Oh noche que guiaste!
¡oh noche más que la alborada!
¡oh noche que juntaste
Amado con amada,
amada en el Amado transformada!
Quedéme y olvidéme,
el rostro recliné sobre el Amado,
cesó todo y dejéme,
dejando mi cuidado
entre las azucenas olvidado.
San Juan de la Cruz