El trabajo, Señor, de cada día nos sea por tu amor santificado;
Convierte su dolor en alegría de amor, que para dar Tú nos has dado.
Paciente y larga es nuestra tarea en la noche oscura del amor que espera;
Dulce huésped del alma, al que flaquea dale tu luz, tu fuerza que alegra.
En el alto gozoso del camino, demos gracias a Dios, que nos concede la esperanza sin fin del don divino;
Todo lo puede en Él quien nada puede. Amén.