noviembre 22, 2024

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¿Por qué no son buenos todos los métodos de regulación de la fecundidad?

¿Por qué no son buenos todos métodos de regulación de la fecundidad?

¿Por qué no son buenos todos los métodos de regulación de la fecundidad?

Como métodos de regulación consciente de la fecundidad la Iglesia remite a los métodos perfeccionados de la autoobservación y de la Planificación Familiar Natural (PFN/RNF = regulación natural de la fecundidad). Corresponden a la dignidad del varón y la mujer; respetan las leyes internas del cuerpo femenino; exigen ternura y unas relaciones recíprocas respetuosas y son por ello una escuela del amor.

No es indiferente que un matrimonio recurra a la anticoncepción o que aproveche el ciclo de los días fértiles de la mujer para regular responsablemente, es decir, generosamente la fecundidad. En el primer caso, distorsiona la naturaleza propia de la relación íntima conyugal haciéndola intencionadamente infecunda; en el segundo caso, respeta la integridad de esa relación íntima personal. La Iglesia rechaza la anticoncepción -realizada por medios químicos (la «píldora»), mecánicos (el preservativo), quirúrgicos (la esterilización) y otros (la interrupción del acto)- no tanto por su carácter «artificial», cuanto porque falsifica la relación personal conyugal privándola de su significado natural propio (ser fecunda). La mentalidad anticonceptiva, que implica una voluntad a ultranza de impedir la fecundidad, puede también afectar al uso de los «métodos naturales», que entonces también sería ilegítimo. Pero cuando recurre a los mencionados «métodos artificiales» la mentalidad anticonceptiva tampoco se detiene ante los daños que causan a la salud de la mujer, ni ante el carácter abortivo de algunos de ellos (la espiral o la «píldora del día después»), ni ante los diversos trastornos que ocasionan a la vida conyugal.

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