Un matrimonio cristiano tiene tantos hijos como Dios le conceda y pueda asumir responsablemente.
Todos los hijos que concede Dios son una gracia y una gran bendición. Esto no quiere decir que una pareja cristiana no deba considerar cuántos hijos puede asumir responsablemente en su situación económica, social o de salud. En todo caso, cuando viene un hijo, este hijo debe ser acogido y aceptado con alegría, disponibilidad y con mucho amor. Basándose en la confianza en Dios, muchos matrimonios cristianos experimentan el gozo de tener una familia numerosa.