¿Por qué, sin embargo, se debe aceptar la muerte del otro en el caso de legítima defensa?
Quien ataca la vida de otros puede y debe ser frenado, en caso necesario mediante la muerte del agresor.
La legítima defensa no es sólo un derecho; puede ser incluso un deber grave para quien es responsable de la vida de otros. No obstante, las medidas de legítima defensa no deben recurrir a medios abusivos ni ser desproporcionadamente violentas.